martes, agosto 24, 2010

ENTRE LAS SEVILLANAS Y EL FLAMENCO

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Quiero hablar hoy de Salmarina, un grupo de sevillanas realmente singular, realmente diferente, y que protagonizó una auténtica revolución dentro del mundo de las sevillanas al incorporar unas sevillanas distintas, que son sevillanas por su estructura pero que entroncan más en el flamenco por su interpretación.

Hablar de los orígenes de Salmarina se hace imposible sin hablar de Los Doñana. Los Doñana fue un grupo de sevillanas de los pioneros, de aquellos que estuvieron en el inicio y ya desde entonces con integrantes que luego formarían Samarina.

La constante relación de este grupo con los hermanos Muñoz Alcón (hermanos entre sí, y hermanos a su vez del afamado guitarrista Manolo Sanlúcar), Isidro y José Miguel, éste último conocido en el mundo artístico con el sobrenombre de “Evora”, que han sido tanto en Los Doñana como en Salmarina sus compositores habituales, le dio su impronta especial, la cual si bien se deja ver en Los Doñana no cobra especial relevancia hasta que tres de sus componentes, José Antonio Conde, José Antonio Martínez y Juan  Marquez, crean Salmarina.

Los Doñana tienen en su haber sevillanas preciosas, sin embargo no es en absoluto un grupo de sevillanas de los más reconocidos por el gran público, pero sí que han dejado grabado su nombre para la posteridad gracias a la famosísima salve del Olé. No obstante, su producción de sevillanas es amplia y de calidad, aunque es necesario escucharla con detenimiento para valorarla justamente, y quizás es por esto que sólo los buenos aficionados a las sevillanas reconocen y en algunos casos hasta veneran a este grupo. He aquí algo de ellos, que quizás les suene

Solo decir tu nombre
Rocío

Es decir cielo y gloria
Sentío

Soy rociero
Hago el camino
Y que más quiero
Si el Rocío es la misma
Puerta del cielo

Salmarina graba su primer disco en 1.983 pero el espaldarazo les viene en 1.985 con el disco denominado “Las sevillanas de Salmarina”, que contenía sevillanas de gran fuerza, distintas, demostrativas de lo que estaba por venir, como “A querer” “A la yala yala” “Soy libre” “Ay paloma” y sobre todo una sevillana realmente mítica “Fue en Sevilla”.



Para los simples entusiastas de las sevillanas, que ni somos entendidos en música ni mucho menos versados en los distintos y numerosos palos del flamenco, Salmarina representa el nexo de unión entre un género y otro. Salmarina demostró y no deja de seguir demostrando grabación tras grabación, que las sevillanas y el flamenco no son tan distintos como los puristas flamencólogos pretenden, y no solamente que no son distintos, sino que su similitud puede hacer posible su íntima fusión para dar lugar a unas sevillanas realmente diferentes y singulares. Quizás el término puede no ser muy correcto del todo, pero yo llamo a este tipo de sevillanas “sevillanas aflamencadas”.





Con el tiempo, muchos de los grandes intérpretes de flamenco cantaron sevillanas, y si bien es verdad que algunos tuvieron que recurrir a ello por cuestiones comerciales, no es menos cierto que ha habido incursiones realmente magníficas de los cantaores flamencos en nuestro género, como lo pueden demostrar las sevillanas del Chiquetete,  del Turronero o Camarón.

Las vueltas que da la vida, como decían Los marismeños en una de sus sevillanas.

Muchos flamencos decían
Que tu cante era de ojana
Y hoy han “cambiao” los suyos
Por los tuyos sevillana

Cada vez que Vd. oiga una sevillana que parezca flamenco, puede que sea Salmarina quien la interprete, pero si no lo es no olvide que sí que fueron ellos los creadores de las sevillanas aflamencadas. Sin duda pasarán a la historia de las sevillanas como los creadores de un nuevo estilo, unos geniales innovadores.

Cuando vaya a escucharlos, siéntese y escúchelos con tranquilidad. En Salmarina no encontrará sevillanas bullangueras, sino para ser oídas con toda la tranquilidad del mundo.



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sábado, agosto 21, 2010

DOMINGO. DIA GRANDE(I)

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Mañana es Domingo y se casa Respingo. Indefectiblemente siempre alguien añadía "con una gitana que tiene dos tetas como dos campanas”.

El dicho en sí, que merecía estar en mi apartado “Ya no se dice, ya no se escucha”, lo traigo aquí por venir a cuento, ya que es de los domingos de antaño de lo que voy a escribir hoy, y en especial de sus tardes.

Independientemente del significado de este dicho, que yo no sé ni creo que nadie sepa a ciencia cierta si Respingo era un personaje real al igual que la gitana de enormes tetas, lo que si sé es que este dicho se solía emplear los sábados para poner énfasis en el glorioso día que se avecinaba, y esto era así porque en los años 50 y 60 el Domingo era el único día de descanso que los trabajadores tenían en la semana. Si, no se extrañen; en aquella época se trabajaba los sábados tanto en las oficinas como en los comercios, y no había puentes, ni zarandajas, ni sábados sabadetes. Los únicos días en que los ciudadanos podían eludir sus obligaciones laborales eran los domingos y fiestas de guardar. Por ello es normal que el séptimo día de la semana fuera algo muy preciado, y que se anunciara con énfasis su llegada el día anterior.

Los domingos en aquellos años eran por regla general bastante aburridos. Las mañanas solían emplearse en pasear e ir a misa, y si acaso visitar a algún que otro familiar. Las tardes eran otra cosa: evidentemente en ocasiones se salía bien a pasear o al cine, pero generalmente, las tardes de domingo se pasaban en casa, y en ellas el principal protagonista era el aparato de radio, y en él todo aficionado al fútbol tenía una cita con la cadena Ser y su famoso programa Carrusel Deportivo.

Eran años en que los ídolos futbolísticos sólo se mostraban ante los aficionados en las estampas, no como hoy en que Messi y Cristiano Ronaldo (sólo los nombro como ejemplo por ser los más famosos) se te cuelan a diario en casa a través del televisor, bien como protagonistas de alguna noticia deportiva, como anunciadores de algún producto, o incluso a veces como protagonistas de algún culebrón del corazón.

No, en aquellos años sólo quedaba el recurso de encender tu radio, y esperar a oír la característica música del carrusel, que curiosamente era la de una célebre marcha americana. El conductor del programa, Vicente Marco, un locutor legendario hoy en día en la cadena Ser, acompañado del no menos legendario Joaquín Prats, se encargaba de ir conectando campo por campo con los distintos corresponsales, para saber las alineaciones de los equipos, lances del partido, y sobre todo los goles, la auténtica salsa del espectáculo. Algo que hoy en día es normal en muchas cadenas de radio, era sin duda una labor ciclópea en aquellos años.


(VICENTE MARCO ANTE UN MICRÓFONO DE LA CADENA SER)

Para mi eran realmente fascinantes aquellas conexiones en las que un corresponsal te confirmaba que aquellos que tu sólo conocías por estampas eran personajes reales y que saltaban al campo en aquel momento, o hacían ejercicios de calentamiento o intercambiaban banderines.

Aparte del mítico Paco Ortiz en la Romareda, Aurelio de la Viesca en Cádiz y Juan Tribuna en el Sánchez Pizjuán o el Benito Villamarín, me es difícil recordar otros comentaristas, aunque sí que recuerdo con una claridad meridiana los estadios, incluso los ya desaparecidos como el Metropolitano, el Luis Sitjar, el José de Zorrilla, Los Cármenes, Atocha o el Sadar, y otros que supongo que seguirán en pie aunque no suelen ser ahora asiduos de la primera división como el Carlos Tartiere, Altabix, El Arcángel, El Insular. La Creu alta, La Condomina  o Pasarón.

Sobre el césped, 22 hombres (que en aquella época no había sustituciones), protagonistas del mayor espectáculo deportivo de nuestros días así como del siglo XX. 22 hombres que domingo tras domingo reinterpretaban, ayer igual que hoy, un papel de una obra representada por primera vez en nuestro país en tierras onubenses de la mano de ciudadanos ingleses. De ellos hablaré en mi próxima entrega, de esos futbolistas de los años 50 y 60 que ni salían por televisión ni ganaban fabulosas cifras millonarias.

El circo es conocido como el mayor espectáculo del mundo. Sin embargo, todos sabemos que el mayor espectáculo del mundo es el fútbol. Ayer igual que hoy.
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lunes, agosto 09, 2010

LA MEJOR SEVILLANA DE LA HISTORIA

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He oído muchas versiones sobre cual es la mejor sevillana de la historia. Naturalmente esto da para mucho y hay gustos para todo. Unos dicen una, otros dicen otra, pero es realmente curioso las muchas veces que me he encontrado gente que afirma que la mejor sevillana de la historia es “Soy del sur”.

Andalucía es mi tierra
Yo soy del sur

Yo soy del sur
Andalucía es mi tierra
Soy del sur, soy andaluz
Me gusta el mosto en Noviembre
Y mirar el cielo azul

Y mirar el cielo azul
De aquí fueron mis abuelos
Se formaron mis mayores
Aquí nacieron mis padres
Y nacieron mis amores

Yo soy así
Y tienes que comprender
Y tienes que comprender
Que mis costumbres son estas
Y no las quiero perder

Claro que quiero escribir hoy sobre soy del sur, pero quiero escribir sobre todo de sus intérpretes, dos obreros de las sevillanas que noche tras noche echaban su correspondiente peonada en el Semáforo allá por los años 80.

El grupo Gloria Bendita estaba compuesto por Pedro y Paco (Paquito). En El Semáforo en realidad eran tres, ya que siempre iban acompañados a la guitarra y también al cante por mi buen amigo Manolo Valverde. Venían de haber formado un grupo llamado Los de Valme antes de ser Gloria Bendita.



En la sala El Semáforo, en Castilleja de la Cuesta, de la mano de su propietario Antonio Rodríguez Ferrera en coautoría con Francisco de Juan, nace en 1,983 la composición de Soy del Sur. Era lógico que para interpretarla escogiera a sus hombres, aquellos que noche tras noche le amenizaban su sala, y así sale a la luz el disco que contenía esa sevillana que llegaría a ser mítica entre las míticas.

En la mayoría de los casos, un éxito de las características de Soy del Sur hubiera representado el espaldarazo, el salto al estrellato de sus intérpretes, pero en este caso no fue así.  Pedro y Paquito acompañados de Manolo siguieron noche tras noche en El Semáforo interpretando sus propias sevillanas y las de otros grupos, poniendo siempre en sus actuaciones lo mejor de su profesionalidad, haciendo feliz al público que acudía allí todas las noches, y así hasta que la moda de las sevillanas fue decayendo y la Guardia Civil intensificó sus controles, de modo que estas dos cosas unidas fueron llevando paulatinamente al Semáforo a su decadencia, hasta su cierre allá por la mitad de los 90. Quiero agradecer desde aquí a estos tres obreros de las sevillanas los buenos ratos que hemos echado en aquel templo de las sevillanas y las veces que, aun cantando tan mal como lo hago, me dejaron cantar con ellos.

Color rojizo el fuego
De la candela

Y tus ojitos verdes
De centinela

Siento una emoción
Siento una emoción
Y me pongo a cantar
Que bonita es la noche
De Cuatrovitas

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Que cabecita más loca
Tiene mi amigo José

Se le calienta la boca
Se bebe el Puerto y Jerez

José José
Vaya una guasa que tiene usted
Siempre lo veo de cachondeo
Con un jaleo y con un olé
Ay mi José

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Presumidilla y coqueta
tú eres como el vendaval

Que hace mover la veleta
a su antojo y voluntad

Con el amor no se juega
Que te vas a equivocar
Que te vas a equivocar
Que mi corazón es roca
Y rompe el aire al pasar

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Un pino, dos pinos, tres pinos
La raya real

La Hermandad de Sevilla
Chiquilla
Por la raya va

Para ver a su Virgen
Chiquilla
Que está en el altar

¡Caramba! ¿La versión original de esta de los pinos también es de Gloria Bendita? Si, mi querido lector. ¡Qué cosas tiene la vida ¿eh?! Con la de intérpretes que han versionado esta sevillana para cachondeo y que tanta gente ha oido, qué poquita sabe de quién es la original y su letra real.



Hace años, muchos años que no veo a ninguno de los tres. Me llegaron noticias (falsas o malintecionadas, vaya Vd. a saber) de que Pedro falleció, y me apené mucho por la pérdida de su prodigiosa garganta de voz recia y ronca, preciosa: pero gracias a las innumerables posibilidades de hacer amigos y comunicarse de Internet, he sabido por el comentario de Ignacio Mancheño, que Pedro está vivito y coleando y encima gracias también a Ignacio he podido hablar telefónicamente con él. Ojalá un día pueda verlo y darle un abrazo grande(seguro que será pronto), y echar unos cantes en el Bar Ignacio de Dos Hermanas donde para habitualmente (cantes por sevillanas, claro)

Quiero desde aquí rendirles mi homenaje, y sobre todo reivindicar para ellos la interpretación original de Soy del Sur, una sevillana tan grande, tan famosa, que la han cantado a posteriori multitud de solistas y grupos. Es quizás por ello que mucha gente desconoce que sus verdaderos intérpretes originales fueron estos grandes amigos, GLORIA BENDITA, así, con mayúsculas.

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jueves, agosto 05, 2010

SACA EL WHISKY CHELY...

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Para el personal, que vamos a hacer un guateque.

El guateque, que tan famoso se haría en los años 70 y 80, y que ha caído en desuso hoy en día sustituido por la fiesta (ya nadie dice vamos a un guateque, sino vamos a una fiesta), tiene su origen en la segunda mitad de los años 60 y comenzó siendo tan sólo un escape de la juventud de aquella época para oír la música moderna emergente, y de alguna manera ir reivindicando ante sus mayores el deseo de cambio en muchos aspectos. Téngase en cuenta que en aquellos años dejarse el pelo largo al estilo Beatles, por ejemplo, no era del todo bien visto por la sociedad y seguramente muchos cincuentones y sesentones de hoy en día podrán contar broncas apocalípticas con sus padres por este asunto. De igual modo, la música movida se consideraba provocativa, y en especial no se veía bien que las chicas bailaran esos bailes con tanto movimiento que necesariamente resultaba provocativo a los hombres.

En un ambiente tan opresivo como el descrito, los guateques tuvieron que nacer necesariamente de forma poco escandalosa, con toda naturalidad. Solían hacerse principalmente en los anocheceres  de verano en la azotea de la casa de algún amigo/a, convenientemente iluminada, y teniendo por bebida refrescos o a lo sumo sangría preparada por la madre del/la propietario/a de la casa, la cual hacía su aparición muchas veces a lo largo del festejo para asegurarse de que no faltaba nada y preguntar si hacía falta algo, aunque su verdadera intención era cuidar por la moral y las buenas costumbres, de forma que si alguna pareja se estaba arrimando más de la cuenta en un baile lento, inmediatamente que la señora en cuestión aparecía se retiraban como autómatas. Si la casa era de una chica también solía estar por allí algún  hermano celoso de la virtud de su hermana, vigilante a todo. Lo peor es que en la gran mayoría de ocasiones la presencia de la madre y hermano era innecesaria, ya que las chicas de aquel tiempo estaban adiestradas sobre cómo mantener a raya a su pareja de baile, y eran auténticas maestras en el arte de aguantarte poniendo sus manos y brazos en tu pecho para empujarte levemente si intentabas demasiado acercamiento. También eran capaces de mantener esa presión sobre tu pecho con una sola mano, si tenían que dejar libre la otra para pararte la mano que bajaba de la línea de su cintura.  

Ni que decir tiene que el protagonismo principal de aquellos guateques se lo llevaba la música, que sonaba en uno de aquellos antiguos picús que alguien llevaba para la ocasión, el cual era utilizado por el desocupado de turno. Siempre se ha asociado la figura del pinchadiscos con alguien gordito y poco agraciado que no ligaba ni a tiros; no voy a intentar rebatirlo pero yo no lo recuerdo así, sino que en realidad siempre había alguien que le gustaba demostrar que era un entendido en música, aunque puede que a la vez que entendido en música fuera también tímido con las chicas, que eso de la timidez si bien está presente en todas las épocas, en aquella en que la chicas parecían sargentos si no ibas con intenciones matrimoniales, era un auténtico suplicio.

La música podía ser muy rápida (el twist era lo más rápido que sonaba en aquella época y el rock con Elvis a la cabeza), rápida y lenta. Los chicos siempre estábamos esperando que al pinchadiscos de los c….se le ocurriera poner música lenta, cosa que a nosotros nos parecía que no hacía con mucha frecuencia quizás porque le daba rabia ver como los demás bailaban. El caso es que cuando la música lenta sonaba, comenzabas a bailar e intentabas arrimarte sin éxito a la chica de turno, todas las sensaciones se disparaban; el olor, la proximidad, el tacto, la vista. Pensando en todo esto muchos años después y a la vista  de las facilidades sexuales de la que los jóvenes gozan hoy en día, nosotros los que ya somos casi ancianos tenemos la sensación de que aquello era mucho más bonito y que la juventud de ahora se está perdiendo algo con tanta permisividad.

Canciones para el recuerdo de aquellos años:

Noches de blanco satén.- The Moody blus




Rain and tearns.- Aphrodite´s Child

Mis manos en tu cintura.- Salvatore Adamo



Monday Monday.- The Mamas & the Papas

Besos más dulces que el vino.- Jimmie Rodgers




A estas canciones reseñadas les tengo un cariño especial. Sería imposible relacionar aquí tantas  y tantas canciones como aparecieron en aquella época, por eso sólo le voy a rendir un pequeño homenaje a los grupos y solistas que más sonaban en los guateques, además de los ya reseñados.

Los Bravos, Los Brincos. Los Canarios, Los Sirex, Los Mustang, Los Angeles, Pekenikes, Los salvajes, The animals, The Beach boys, The Bee gees, The Shadows, Simon &Garfunkel, Lone Star, Micky y los tonis, The Monkees, Four Tops, y los imprescindibles Beatles y Rolling Stones, así como los españoles Dúo Dinámico. Tampoco faltaba música bullanguera como la de Karina y su baúl y los incombustibles Raphael y Julio Iglesias, pero los más apreciados por los chicos eran Adamo y Matt Monro, cuyas canciones invitaban al romanticismo, y cualquier ocasión de arrimarse era bienvenida siempre.

En fin, como Vds. fácilmente pueden ver, todos ellos mitos de la música hoy en día.




Esto que les cuento era en un tiempo en que las discotecas todavía no habían comenzado a aparecer en Sevilla. De hecho en esta época comenzaron a aparecer los llamados “bailes”. De estos bailes y de las discotecas hablaré en breve.
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