viernes, noviembre 25, 2011

SE PERDIERON TANTAS COSAS (XI)

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No todas las cosas que se perdieron son agradables al recuerdo, pero formaban parte de la vida cotidiana en aquellos tiempos, y por eso deben de estar aquí también. Les dejo algunas de ellas

LOS CLAVOS EN LOS ZAPATOS.- Como hace ya muchos años que no me encuentro con un clavo en un zapato, debo de suponer que hoy los zapatos se confeccionan de otra forma; o sea, sin clavos.

En mis recuerdos de infancia está el zapatero remendón de mi barrio, apoyando zapatos en un pequeño pie de hierro que tenía para tal menester y clavando clavos a martillazos en los zapatos que arreglaba.



Lo cierto es que los zapatos se fabricaban con clavos y se arreglaban con más clavos. Y entre el andar y el peso del propio cuerpo los clavos debían de removerse, de forma que el día menos pensado atravesaban la suela, rompían el calcetín, y cuando querías darte cuenta tenías ya el pie con una herida considerable que te dolía enormemente al andar. Y todavía era peor si comenzabas a advertir el daño por la calle, y que te quedara todavía un buen trecho para llegar a tu destino.

Incluso existe un dicho acuñado como consecuencia de esto que relato y que seguramente vd. habrá oído más de una vez: eres más molesto que un clavo en el zapato.


LOS ZANCAJOS.- Esto enlaza en cierto modo con lo anterior. Probablemente habrá quien no sepa lo que era un zancajo, que no es otra cosa que un agujero en el calcetín.

Es evidente que esto es cosa del pasado. Ya no hay clavos en el zapato que agujereen los calcetines y si por el uso un calcetín se agujerea, se tira y en paz, que por poco dinero pueden comprarse más.


La solución en aquellos años no era otra que zurcir el calcetín, para lo cual empleaban las mujeres un huevo de madera que vendían al efecto. Y así, zurcido tras zurcido, los calcetines, al contrario que hoy en día, alcanzaban larga vida aunque bien es verdad que contra más años tuvieran más visibles eran sus heridas de guerra (zurcidos).

Y también había un dicho, hoy en total desuso: ¡anda y que te zurzan!

LOS REMIENDOS.- Los remiendos eran, al igual que los zurcidos, soluciones para la ropa rota, sólo que en este caso se aplicaba sobre chaquetas, pantalones, jerseys o cualquier otra prenda, de forma que lo que en los calcetines era algo que podía soslayarse por su carácter de prenda oculta, en la ropa puesta era imposible salvo que estuviera el remiendo en sitio estratégico (por ejemplo en el trasero, de forma que pudiera ser ocultado por la chaqueta).

Dentro de los remiendos también había categorías, ya que los había grandes y pequeños, del mismo color de la ropa o simplemente lo más parecido posible, e igual podía ser un siete cosido que un remiendo rectangular tapando algún roto bien importante.


En mi recuerdo están las muchas horas de las vecinas cosiendo sentadas en sus casas mientras vibraban con "Ama Rosa"

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