viernes, agosto 30, 2013

SEVILLANAS ANTOLÓGICAS (XII)

| |
0 comentarios
ROCIERO DE ALPARGATAS.- En un LP (el de 1,975) en el que Amigos de Gines se consagra definitivamente con dos sevillanas míticas que ya hemos visto en su momento (la del adios y sueña la margarita), esta “Rociero de alpargatas” pasó un poco desapercibida pese a ser una sevillana de gran profundidad, en la línea de las sevillanas de reivindicación social que habían caracterizado al grupo desde sus inicios.

Su autoría, como la mayoría de sevillanas del grupo en esta época se debe a Gabriel Hurtado.

                                     


Bendito sea el rociero sin posturas ni maneras.







SEVILLANAS DE MANUELA.- En el disco de 1.975 de Los marismeños destacaron dos sevillanas, ésta y la que reseñaré a continuación. Las sevillanas de Manuela, obra de León, Clavero y Pareja-Obregón es una sevillana sin mayor trascendencia. Una más de tantas que canta a una mujer y le dice cosas realmente bonitas. Una sevillana bailable que gozó de buena popularidad en su momento.

Tus ojos tienen un brillo, que me dan “puñalaitas”, al igual que dos cuchillos.







  UN MILAGRO EN EL ROCÍO.- Esta sevillana de León, Clavero y Quiroga es una de las más conocidas de Los marismeños y aunque es cierto que su letra toca un tema que a mucha gente le parecerá desfasado hoy en día, no deja de ser un clásico; una sevillana de esas que todo aficionado debe de conocer, porque además ocurre que más allá de que a usted le guste poco o mucho su letra es una sevillana extraordinaria.



                          

Y no olvide que la fe mueve montañas.






RÍO GUADALQUIVIR.- La pista 1 del LP de Romeros de la Puebla del año 75 fue todo un exitazo. Sevillana dedicada a nuestro río que se cantó profusamente en la Feria de ese año.

                                 


La música es de Moya, como no podía ser de otra forma, mientras que la letra es de Juan de Dios Pareja-Obregón, quien adquiere una significación especial en este LP en detrimento de Aurelio Verde, que desaparece totalmente este año, mientras que Martín Vega Sanz vuelve a entrar repartiéndose con Juan de Dios la autoría de todas las letras del LP.






DÍA DE "TENTAERO".- Pista 2 del mismo disco anterior, esta sevillana describe, tal y como su propio nombre nos dice, un día de “tentaero”. Es especialmente significativa la letra de esta sevillana, totalmente plagada de términos propios del tema sobre el que versa, y cuya autoría debemos también a Juan de Dios Pareja-Obregón, quien nos deja una buena muestra de sus conocimientos del mundo del toro en general y de los tentaderos en particular.

                                      


No se preocupe; en Internet podrá encontrar todas las definiciones de aquellas palabras que no entienda.








DE AQUELLOS TIEMPOS.- Juan de Dios Pareja-Obregón pone letra también a esta sevillana, dándonos otra vez una buena muestra de sus conocimientos del mundo rural.

Una sevillana preciosa. Un clásico que, probablemente, por su belleza debió de haberse contado entre las sevillanas míticas y que seguramente he debido de dejar para el apartado de sevillanas incomprendidas, ya que me parece una sevillana muy muy grande, y a pesar de ello no fue de las más estimadas a nivel popular. Pero no he podido resistirme a la tentación de dejársela ya, para que la vayan disfrutando y no tengan que esperar.

                                                   


En aquellos tiempos fumaban tabaco negro y eran hombres tan cabales, que se les veía de lejos su respeto y sus modales.






LAS TRES MORENAS.- Como hemos visto, Los romeros de la Puebla fue el grupo que de verdad puso animación a este año 1.975, año en que intérpretes tan acreditados como El Pali, Los de la trocha, Los Doñana y hasta los hermanos Reyes no vienen a este apartado de Sevillanas antológicas.

“Las tres morenas” es obra correspondiente a la pluma de Martín Vega Sanz, con música de Moya como toda la del resto del disco.

Cinturita de mimbre. cubos de plata y unos ojitos negros que a mí me matan. María del Carmen, María de la Cinta corazón mío y las más “chiquetita” María Rocío. Una sevillana más desenfadada que las anteriores, pero es que en las voces de Los romeros todo suena bien; lo serio y lo menos serio.




Leer más...

miércoles, agosto 14, 2013

PERSONAJES DE UN BARRIO (III)

| |
0 comentarios
PACA, LA DEL TABACO- “La Paca” era el lugar de encuentro obligado de muchos de los mozalbetes de mi barrio allá en los 60-70.

Paca era una señora que todas las tardes del año, indefectiblemente montaba su improvisado quiosquillo consistente en dos cajas de cerveza o refresco y un canasto en la confluencia del Paseo Colón con la calle Adriano, al lado del bar Luis y entre éste y el comercio llamado Todogoma. Aclararé que de los dos cajones antedichos uno le servía para sentarse y el otro para poner encima su canasto en el que exhibía el tabaco que vendía, ya que era casi exclusivamente tabaco lo que vendía, si bien también se ayudaba con paquetes de pipas y alguna que otra chuchería menuda.

                     
(En el chaflán que hace la esquina, entre la farola y el quiosco se podía encontrar a Paca todas las tardes)


Paca era otra superviviente. Mujer viuda con hijos que le echó, como tantas otras en sus circunstancias, muchos arrestos a la vida en una época en que las mujeres trabajadoras no eran habituales; y de esta forma todo los días podía vérsela donde he relatado, independientemente de que hiciera frío, calor o llovieran chuzos de punta.

¿Por qué era el lugar de reunión? Muy fácil; a casi todos los chavalillos que ya nos había dado por fumar pese a nuestra temprana edad (13-14) años, nos venía muy bien ese punto de reunión, tanto por estar relativamente alejado de nuestras casas como para que no nos pillara la figura paterna, como por ser el lugar donde se podían comprar cigarrillos sueltos; además, siempre teníamos ocasión de convertirnos en personas solidarias, porque si tú un día tal cual no tenías dinero siempre llegaba el amigo que te convidaba a un cigarro, y viceversa.



MANUEL, TBOS y NOVELAS.- Ya aludí a Manuel cuando hablé de los TBOS.

Manuel era un hombre que había convertido la afición de cierta lectura en la ocupación necesaria para su sustento. Su rasgo personal más peculiar es que era una persona seriamente afectada en sus piernas por alguna dolencia (probablemente polio en la infancia) que le impedía andar si no era ayudado por unas muletas, y éstas solo le permitían desenvolverse en pequeños espacios pero no para ninguna caminata. ¡Ah! Otro rasgo personal, seguramente el más significativo, es que era una excelente persona que tenía una paciencia infinita para lidiar con tantos niños como se acercaban a su “quiosquillo”.

Manuel se dedicaba a vender y cambiar Tbos y novelas. Los Tbos eran, sobre todo, de los llamados de risa que ya reseñé en su escrito correspondiente. Las novelas (aunque nunca fui aficionado a esa lectura si que podía ver el trasiego de ellas cuando iba), eran sobre todo del oeste (Marcial Lafuente Estefanía y similares), así como de amor (Corín Tellado y similares). Ambas cosas, Tbos y novelas, eran de segunda mano, y en el caso de los Tbos se podían comprar (solamente los más nuevos) o cambiar (nuevos y viejos). Evidentemente comprarlos era más caro que cambiarlos, aunque la compra tenía la ventaja de que mediante ella te hacías con tu pequeño patrimonio que luego podías ir cambiando indefinidamente por un precio menor, aunque había dos tipos de precios, uno para los Tbos viejos y otros para los nuevos. Tal vez ustedes pensarán que cómo podían ser nuevos o viejos si todos eran de segunda mano, pero lo cierto es que Manuel lo consideraba nuevo en tanto tuviera buena presencia, pero en el momento en que como consecuencia del constante trasiego de mano a mano el Tbo se deterioraba muy visiblemente le arrancaba un trozo de su lomo, lo que representaba la señal de que el Tbo ya era viejo y en consecuencia su precio de cambio menor, aunque seguía cumpliendo su cometido comercial para su dueño y de entretenimiento y lectura para los niños que teníamos poca disponibilidad económica.


                              

Aunque ya lo dije en el apartado de los Tbos, diré de nuevo que Manuel tenía su puestecillo en el pequeño zaguán de una casa en la calle Adriano, frente a la capilla del Baratillo, más exactamente al lado de la bodeguita San José, en una casa que aún existe, como puede verse en la captura de Google maps que les dejo. No perdí su contacto ni incluso de joven, ya que también vendía cupones de la Once y durante mucho tiempo estuve suscrito a un cupón diario que me guardaba hasta que aparecía por allí y hacíamos cuentas, liquidándole su importe.

Éste también es un homenaje no sólo para Manuel, sino también para otras personas similares que en los distintos barrios alegraban la vida a todos aquellos niños que no podían costearse Tbos nuevos con otros a coste reducido; eso si, algo atrasados, aunque esto no tenía mayor importancia si nunca los habías leído anteriormente.


LA VENENO.- . Voy a referirme a esta señora, que me parece recordar que se llamaba Carmen, aunque no estoy del todo seguro, ya que yo era muy niño

Carmen era una señora que tenía una pescadería en la calle Segura, y aunque puedo estar equivocado porque era muy niño entonces, estoy casi seguro de que todo el mundo la denominaba la veneno sin ocultarse; vamos, quiero decir que no se trataba de ningún mote despectivo.

Lo cierto y verdad es que la pescadería de la veneno gozaba fama de ser una de las mejores de Sevilla, y era habitual un constante trasiego de personas en busca del pescado fresco.

Sin ninguna duda, ella era una señora con una personalidad impresionante. Aún me parece estar viéndola sentada en su silla, con vestido negro y su delantal blanco de pescadera, desde la que, con gesto grave, dirigía las acciones de sus hijos y empleados a su cargo.

                          
                                                 (Calle Segura en la actualidad)


Ignoro si era viuda, aunque lo deduzco por su vestido negro, pero en cualquier caso, una vez más tenemos un ejemplo de cómo las mujeres, en aquellos años tan difíciles para ellas, cuando era necesario cogían las riendas y se ganaban el pan, incluso tan duramente como los hombres. 

En el próximo terminaremos con los personajes de un barrio. Gracias a todos por su atención.
Leer más...

Custom content